lunes, noviembre 08, 2010

La ceca de la derrota


No será la cara de la derrota, pero igual tiene una cara de boludo que se cae (?).


La mañana del domingo no podía haber empezado peor. Madrugar para comerse un duro 1-3 bajo el impiadoso sol pre-veraniego no le causa gracia a nadie. Menos a mí. Así que el que espera que escriba acerca de los avatares del partido, que se vaya haciendo una idea de que va a tener que quedarse con las ganas.

Es, en cambio, momento de dejarle a las futuras generaciones una de esas anécdotas que no suelen leerse en los medios de comunicación (probablemente porque son tan chotas que nadie se caliente en escribirlas).

Retomo la idea del párrafo inicial. La derrota matinal, más allá de que tampoco había pasado desapercibida, no había hecho mella en el ánimo del plantel rocamorense. Porque se sabía que el fútbol daba revancha y porque si no la llegaba a dar no importaba un carajo, ya que se había programado un asadito como tercer tiempo.

Sede de la comilona : el SUM de la casa del Pollo. Mientras algunos soldados compraban la carne, los restantes le hacíamos el apoyo logístico con los pies metidos en el ojo de agua de la azotea.

Hasta ahí, todo bien. Y hago la salvedad porque apenitas transcurrido el mediodía, se presentó un jovato, achuras y vinito en mano, reclamando una supuesta reserva de la parrilla. Lo acompañaba una señora de la que se podía olfatear sin esfuerzo el olor a plástico que se desprendía de su desmesurado par de senos nuevo.

Como diría un seissieteochesco, dos modelos de asado se debatían un mismo lugar y ambos eran excluyentes entre sí. Por un lado, el asado del fútbol, los pibes y el gobierno nacional y popular (?). Por el otro, el del cincuentón y su tuneada compañera.

Se requería un sistema de desempate para ver quien era "el poronga" de la terraza. Descartados la pulseada sofovichesca y un picadito metegol gana, primó la cordura (?) y los contendientes se inclinaron por la vieja y querida tirada de moneda.

El todo o nada se jugaba en un todo o nada. Cara o cruz. 25 o Cabildo.

El pollito optó, como buen roquero, por "la 25". La pareja de la tetona, el congreso.

Se lanzó la moneda, giró por los aires, se bamboleó de un lado al otro y... y....y....y salió el cabildo y la re gran re mil puta que lo parió (?).



Moneda alegórica al resultado del domingo al mediodía


A rumbear para otros lados, pues. El tema es que las cosas estaban compradas. Entocnes sólo cabían dos posibilidades. O, se armaba el asado donde fuera. O nos metíamos la carne en... si, ahí.
Y la verdad es que entre la derrota en el verde césped y en la gris terraza, ya teníamos suficiente carne en popa como para seguir agregando.

¿Y entonces? Entonces la hago corta porque me estoy cansando de esribir. No se cómo, pero los doce apóstoles (?) que todavía bancábamos la parada teminamos tirando las carnes en un apartado club social de un sindicato. Bah, terminamos es una forma de decir porque mientras un grupito conformado por once de los doce se tiraba la goma a la sombra, cole puso en riesgo su integridad física y se sometió a las 113 Cº de sensación térmica que hacía al lado de la parrilla.


Vestigios de la proeza del narigón: el rollo "a punto", semicocinado por el calor de la parrilla. Marche un flotador jugoso para la mesa 3!!!

En fin, unos sanguchitos, otras tantas birritas y una linda anécdota.

Conclusión: La vida es una moneda que quien la rebusca la tiene. Pero ojo que hablo de monedas y no de gruesos billetes (?). Feura de joda, para la próxima, hay que elegir cara.

1 comentario:

Unknown dijo...

Excelente!
Nos vemos el domingo!!