Un poco tarde pero bien vale el homenaje.
El homenaje para los desaparecidos. Aquellas personas que de un día para el otro nos abandonaron sin dejar rastro. De los que no tenemos noticia alguna. Sólo alguna anécdota y el imborrable recuerdo los trae al presente, los materializa en un suspiro; en una expresión de deseo; en una mirada melancólica. No están. Pero el deseo de que aparezcan sigue vigente. Se sigue esperando el milagro de su vuelta.
Y en ese recuerdo absoluto, que no ceja, hay una serie de seres extraordinarios que juegan un papel vital, para que estos hombres regresen. Quieren que aparezcan, porque además deben aparecer. Y esa lucha, esa gesta anónima y pacífica, la hacen desde un mítica plaza, en la cual a través de sus silenciosas vueltas cargadas de cansancio y sufrimiento, claman al mundo su mensaje de esperanza.
Por eso, tanto para aquellos seres incanzables que giran sin cesar alrededor de una plaza, preguntando por el paradero de sus seres queridos...
...como para aquellos otros que un día desaparecieron y no volvieron más:
No olvidamos ni perdonamos.
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