Corría el año 2003, y un purrete de apenas un metro y medio debutaba con gloria en la primera de Rocamora. Luego de un gran año que incluyó golazos de todos los calibres (incluido uno de cabeza de afuera del área), nuestro pequeño astro (?) cumplió con otra buena temporada al año siguiente. Nuevamente tuvo actuaciones descollantes, entre las que se destacan aquellos 25 minutos contra Junín de eximio fútbol, lírico y vistoso, que fue difícil de olvidar.
Pero a partir de allí, la magia se desvaneció... como por arte de magia (pésimo). Y la desaparición de la joya coincidió con la decadencia futbolística de Rocamora. Pero no sólo el equipo sucumbió en un bajón, si no que el pequeño "enganche-delantero" de la institución también comenzó a protagonizar escándalos fuera de las canchas: el más conocido, un conflicto de dimensiones y características similares al vivido por Ameli y Tuzzio.
Conclusión que saco: Rocamora y el crack se necesitan mutuamente.
¿De quién hablo?
¿Alguien lo vio ultimamente?
Respuesta: Si, yo lo vi el viernes en el trabajo. Y como me confesó que era asiduo lector de la página, le prometí un post con dedicatoria. De nada, pibe...
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