CANCHA 1: Alguna vez Ringo Bonavena definió a la experiencia como un peine que te dan cuando ya no tenés pelo. En ese sentido, la definicón calza a la perfección con este estadio, el Monumental de Ciudad (?): si te mandan a jugar ahí es porque la cancha está toda poceada y sin pasto. Si está en buenas condiciones, conformate con verla mientras estás llegando a Ciudad. Tiene buenas dimensiones y algunos bancos pegados a la raya (un lujo (?) ). Si no fuese porque en abril ya está destruida, es un canchón.
CANCHAS 3 y 4: ¿Pertenecen a la UBA? Si jugaste ahí: a) o sos de un equipo de la de honor; b) o sos un representante de tu facultad; c) o sos un jovato de esos que de lo único que no se cansan es de pegar patadas, de insultar al réferi y de agarrarse a píñas con el rival de turno (por suerte ya son todos profesionales recibidos de la universidad más prestigiosa de latinoamérica (?) ). Las canchas están buenas, pero con suerte (y mucha) jugás una vez al año.
CANCHA 5: Yo la comparo con la cancha de Arsenal de Sarandí: En medio de tanto potrero sin tierra y con más pozos que la luna, se alza una cancha de primer mundo con iluminación digna del Anfield Road. Estrenada en el 2003 es admirada no sólo por el ambiente del fútbol si no también por investigadores de biología del Conicet, que aún no entienden el fenómeno del pasto natural que brota del sintético en una de sus áreas. Entre los jugadores, las opiniones no encuentran término medio: La mitad la ama porque se puede bajar la pelota sin problemas, gambetear y jugar a un toque, y la mitad la odia, porque es una trampa mortal para las rodillas, porque no es muy larga y porque te quema la suela de los botines cuando hace calor.
CANCHA 6: Al igual que la 5 las opiniones no encuentran punto medio, aunque con una diferencia: la odian todos por igual. Algunos arqueólogos afirman que fue contruida justa sobre una ciudad Inca, explicando de esa manera el porqué de la dureza del terreno. Posee un record mundial: la línea de cal MAS ANCHA del mundo (una vez se pateó un tiro libre y tanto el encargado de ejecutar la falta, como los 6 tipos que integraban la barrera -guardando la distancia reglamentaria- estaban parados sobre la línea que demarca los límites del costado. Y todavía quedaba un metro más atrás (?) ). La tenés que querer a la fuerza porque jugás acá, en promedio, 15 de los 19 partidos del año.
CANCHA 7: Aunque la comparan con la anterior, está 10 veces mejor, aunque no sea La cancha. Es proporcionada, tiene pasto (más allá de que en los córners suela haber la vegetación de la selva amazónica) y ehhhh, una linda garita para el planillero (?).
No me voy a extender en el análisis de esta cancha, porque quiero hacerles notar una cosa media rara de la foto (choreada de la página de la UBA). Uno cuando ve al que patea dice: pose de zurdo, equilibrio perfecto, manos balanceando el movimiento, mirada fija en la pelota... es crack.
Pero después, si se observa con atención, los dos tipos de atrás están con la mirada fija en otro lado, como si el partido se desarrollara en otro lado.
Mi opinión: El jugador de la foto es un ladri que coimeó al fotógrafo, para quedar como una estrella y levantar minitas, cuando en realidad estaba comiendo banco a lo loco.
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