Hablando en serio, asumo públicamente que ayer por la tarde me quedé con un gusto amargo por la cobarde agresión a Pablo. Los que no estuvieron en la casa de Pancho la noche anterior al partido probablemente desconozcan que tuve un severo altercado con el hombre de la jornada por el tema de la seguridad. Hombre comprometido con los problemas sociales (?), Pablito me dio una clase de política ciudadana y de lucha activa al confesarme su presencia en la primera fila en el acto realizado por el Ingeniero Blumberg en Plaza de Mayo el jueves pasado. Reconozco que lo desacredité, prejuiciosamente y con un dejo de ironía, alegando que la seguridad que el tanto reclamaba no era un problema ni tan urgente ni tan grave como la dibujaba.
Lamentablemente (y como a Marcelo Bielsa), el tiempo no me dio la razón. Es de hombres reconocer cuando la verdad y uno no van de la mano. Por eso, ante una muestra de inseguridad de tal magnitud como la que presenciamos el domingo no me queda otra que agachar la cabeza y cruzar cabizbajo de vereda. Pablito, la inseguridad está a la vuelta de la esquina. O peor, al borde de una cancha de fútbol.
Yo creía que con lo de Blumberg, Bordón, Bragagnolo y demás, nada podía sorprenderme. Pero lo del domingo ya superó todos los límites racionales a los que uno puede arribar. Así que desde ahora la cruzada por Axel pasa a un segundo plano, para darle cabida a un nuevo movimiento en pos de la justicia y la seguridad: "la cruzada Pablo".
Axel ya fue. Es tiempo de Pablo (ya me lo imagino a Diego reclamando seguridad para su hijo en la Plaza Vicente López). 
2 comentarios:
increible el post....
simplemente espectacular...
juampi
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